Catálogo

Las estrellas del cielo de Trives desde el banco de madera. Un paseo desde Ruzafa hasta la parada del 27. Los versos de Neruda frente a la playa cualquier día entre semana. Un periódico, un café, el sol y el bolígrafo siempre a mano... no importa en qué ciudad. El puente de Triana. La primera sonrisa tonta de la cerveza. Una caricia con los pies. La risa. El Tajo desde cualquier cuesta. El sofá de casa de mi amiga Cristina. Un abrazo que no te esperas. Abrir la puerta y que el gato maulle y se arrastre contra mi pierna. El monte Gurugú antes de entrar a trabajar. Una canción colectiva y a voz en grito. Una mesa llena de comida y de conversaciones. La excitación de gente que hace mucho tiempo que no se encuentra y se ha echado de menos. Un tren, vaya a donde vaya. La armonía. El olor del pan recién hecho. El sonido de una gaita. Algunos besos. La evidencia de la naturaleza. El sexo a deshora. Que alguien confie en ti y que puedas confiar en alguien. Librarte de las tensiones del día con algo que no tenga nada que ver. El atardecer en La Habana. Ser víctima de la euforia. Limpiarme por dentro. Trozos de pizza nocturna en alguna plaza con vida propia. El amanecer desde el mirador de Alcántara. La luz del cielo de Lisboa cada vez que abro los ojos. Soñar que este verano viajo a Groenlandia. Un libro que te engancha desde la primera página. El sabor de la pastela. Ser libre del miedo. Saber que lo he intentado.